Cuando Óptica Bermúdez comenzó su aventura, las posibilidades con que se contaban eran mínimas. Pacientes con miopías elevadas u operados de catarata, sufrían a diario el porte de sus anteojos y otro tanto ocurría con los hipoacúsicos.
Desde el momento en que abrimos las puertas en aquel árido Diagonal 74 de la ciudad de La Plata, tuvimos en
claro que apuntábamos a un solo objetivo: mejorar la calidad de vida de aquellos vecinos que confiaran en nosotros.
Así, empezamos a buscar, tanto en nuestro país como en
el extranjero, las soluciones más novedosas, los cristales más delgados, lentes de contacto que revolucionaron el concepto de ayuda óptica y audífonos cada vez más potentes y disimulados. La ciencia evolucionaba y el arte de nuestra Profesión acompañaba esas mejoras.
Hoy, 60 años después, parece mentira todo el camino recorrido. No hay comparación entre aquellos anteojos
y sus contemporáneos. Pero algo no ha cambiado…
Todo nuestro equipo sabe, al levantar la cortina cada día, que tenemos una misión que lograr y es: que para el usuario sea cada vez más sencilla e imperceptible su necesidad visual o auditiva.